lunes, 16 de julio de 2018

Huecco, un rollazo que pa qué



Artista en permanente tránsito y en continuo aprendizaje, desde que entró en nuestras vidas ha cambiado muchas veces de género e incluso de aspecto. Muy lejano queda ya el cantante de rock con voz cavernosa. Por ahí quedaron también las rastas y hasta los kilos. Hoy tiene aspecto de hipster, pero no de esos hípsters escuchimizados que se ven en la ciudad; de hipster atlético, con buenos músculos, como corresponde a quien lleva dentro un deportista de élite, buena barba, larga y negra, el pelo casi rapado a la altura de las orejas y mucho más largo en lo alto de la cabeza. Lleva deportivas blancas, camiseta negra y esos pantalones que Piluca Iñigo llama slimfit, o sea, pegaditos a las cañas. Es alegre, sensible, simpático, empático, solidario, respetuoso, humilde confeso. Ademas es extremeño, por parte de abuelo, ese que lo llevaba a quitar fuscas, que era su manera de animarlo a ser un “rockero licenciao”. Ya han visto que lo primero que ha hecho al llegar, antes mirar al cielo con la guitarra, ha sido poner sobre la mesa una botella de aceite virgen extra de las Hurdes, que es donde encuentra su inspiración, aunque también la puede encontrar en Mexico, porque además de ser extremeño es “un enamorado de la vida y el mundo”. Y de sus músicas, claro, que mezcla con total libertad: “Si metes en una canción metes bolero heavy metal y rumba igual sale pa’ mi guerrera”.
Nos gusta escucharlo en la radio y en los discos, pero nos gusta sobre todo en el escenario: se crece, se transfigura, se viene arriba, siempre y cuando el escenario no se venga abajo, y lo menos que dicen de él sus fanes es que es “brutal”, que es justo la palabra que él ha usado para describir el concierto de anoche: brutal. En sus conciertos “es difícil quedarse quieto”, es verdad. Una fan llamada anuki, lo resume con siete palabras que entiende todo el mundo, hasta los hípsters: p
“Huecco tiene un rollazo que pa’ qué”


[Retrato en directo, en el Museo Romano de Mérida, tras entrevista en el programa No es un día cualquiera de RNE. 15.07.2018. Podcast: http://www.rtve.es/a/4664718/




domingo, 15 de julio de 2018

Raúl Arévalo, entre Sean Penn y Nerón


Dicen que se parece a Sean Penn, pero hoy, en este Museo Romano de Mérida, a mí a quien se parece es a Nerón. Por lo menos al Nerón de Eduardo Galán y Alberto Castrillo-Ferrer, que no es un Nerón cualquiera. Resulta raro verlo aquí, con chanclas de tira y camisa de manga corta, marrón, levemente estampada, muy veraniega y por encima del pantalón, recordando sus tiempos de Ikea y El Corte Inglés. Anoche lo vimos sobre un escenario de piedra embutido en un personaje con tantos tópicos encima como claroscuros, simple y complejo, infantil y monstruoso a la vez, carismático y criminal, que lo mismo le daba a las ostras que a los caracoles y lo mismo ordenaba matar cristianos que cogía la lira y se ponía a desafinar como un poseso, cosa que el actor hace “sin ningún esfuerzo”, por lo que nos cuenta. 
Aquí lo tienen. Hablando de la obra “pero procurando no hacer espoiler, que es una palabra que aquí en Mérida suena rara”. Compartiendo su fascinación por un personaje, insoportable para quienes lo rodean, que después de todo, “tampoco es tan raro, ahí está Trump”. Contándonos lo que ha tenido que estudiar “para huir de los arquetipos”. Confesando que él también tiene algo de Nerón, que lo ha descubierto haciendo este trabajo: 
“Si dejas suelto al enanito fascista que llevas dentro puedes deleitarte viendo arder una ciudad”
Se llama Raúl Arevalo. Le gusta el cine sobre todas las cosas, pero no le hace ascos, aunque ya no sea “festero”, ni al vino ni a la copla . Dicen quienes lo conocen que es un buen colega, sensible, divertido, culto, tímido. Y madridista, muy madridista.  El dice de sí mismo “Yo soy bueno, aunque a veces puedo tener algo de bocazas”. Dice también que es “obsesivo” y “pesado”, cuando toca, que con 39 años se ve “viejuno”, que desde pequeño quería ser director, que rodó el primer corto con 11 años en el corral de su abuela y desde niño tiene lazos familiares no solo con Móstoles, un bar de Chamberí y un pueblo de Segovia sino también con Mérida. Esta noche, en Mérida, dejará de ser Raúl, para volver a ser Nerón. Si pueden, no se lo pierdan.



[Retrato en directo, en el Museo Romano de Mérida, tras entrevista en el programa No es un día cualquiera de RNE. 14.07.2018. Podcast: http://www.rtve.es/a/4663994/l ]

domingo, 8 de julio de 2018

María Dueñas: Autoridad, confianza, persuasión





“Por fuera está más lozana, como le sucede a tantas mujeres de su añada; por dentro, más zen”. No lo digo yo, lo dijo, lo escribió hace unos dias en El País Luz Sánchez Mellado, que hablaba con ella al cabo de unos años, como nosotros. Y es verdad. No solo parece más lozana, sino también más delgada; y más veraniega, como pide la estación: piel morena, sandalias, pantalón blanco, camisa caqui holgada y ligera. También parece más zen, aunque alguna procesión vaya por dentro.
Cuando la entrevistamos hace tres años Aberasturi me hizo notar que tiene “voz de catedrática”, que es una voz que transmite autoridad, pero también confianza, y se convierte en persuasiva cuando viene a cuento. Ella es persuasiva, desde luego, tanto cuando escribe como cuando habla, con la sonrisa puesta y los brazos en continuo movimiento. Al escucharla dan ganas de salir corriendo a leer la historia de esas malagueñas en tierra extraña, como diría Concha Piquer, que cuenta en su novela, gente “con el corazón partío”, ya han oido, que quería prosperar, pero no rompía el cordón umbilical con su pueblo”.
Se llama Maria Dueñas, ha vendido mas de seis millones de libros, y la cifra no deja de crecer, porque esta cuarta novela “va de maravilla”. El éxito no ha cambiado su manera de ser y solo lo justo su manera de vivir: once horas de firma en Sant Jordi, otras tantas en la Feria de Madrid, un viaje Galicia, otro a Colombia, a Mexico o... a Brihuega. Cuando termine la promocion volverá a su refugio, a orillas del mar, a escuchar las risas de sus hermanas, a ver crecer sus hijos que ya pasan de los veinte e intentar convencerlos de que lean un poco mas, a brindar con un buen vino y picar un buen jamón o un buen tomate aliñado, ahora que ya van llegando los de verano, que son los buenos. Aunque su trabajo de escritora la obligue a viajar por todo el mundo, ella tampoco ha roto el cordón umbilical con su pueblo, ni con esta radio, que es la suya; habrán advertido, al ver con que naturalidad ha usado de refilón la palabra escuchantes, que ella también pertenece a esta familia. 


[Retrato en directo, en la Iglesia de San Miguel de Brihuega, tras entrevista en el programa No es un día cualquiera de RNE. 30.06.2018. Podcast: http://www.rtve.es/a/4649979/ ]


sábado, 7 de julio de 2018

Miguel Ríos es como parece















Con Miguel Ríos y la Boticaria García
que se coló en el selfie.
Buenas noches, bienvenida




Viene planchao, de azul oscuro, con vaqueros nuevos, camisa de manga larga y en lugar de cazadora, que no es tiempo, una prenda  ligera, a medio camino entre chaqueta y blusón. Es como parece:  un muchachote sano, libre, bondadoso, sensible, alegre, empático, decente. Aunque presuma de “edad provecta” no solo descubrió hace cincuenta años que el elixir de la eterna juventud está en el rock sino que se cayó en la marmita y desde entonces ahí lo tienen: sonriendo, brincando y cantando por los mejores escenarios de nuestra y nuestra existencia.
Cuando hace unos años anunció su despedida, los españoles se dividieron en dos: los que se llevaron un disgusto tremendo y los que no nos disgustamos nada en absoluto porque sabíamos que es manifiestamente injubilable y que, como nos ha dicho, tiene una “ligazón con el escenario que es difícil de vencer”; encima lo llamaron sus amigos y, ya han oido, “era una pena dejarlos disfrutando solos”. Aquí lo tienen, clavado como un roble al suelo de nuestras emociones, despertando nuestros mejores sentimientos.
Es el de siempre. El artista cercano, lúcido y crítico, pero jamás ofensivo, que nunca se olvida de defender los derechos humanos y denunciar los “comportamientos criminales”; el hermano rockero y granadino al que quiere todo el mundo. Díganme... ¿Alguna vez hay oido a alguien hablar mal de Miguel Ríos? Y es que los aliados de la noche, los hijos del rock and roll y los que todavía creemos que podemos hacer grandes cosas juntos y el mundo puede ser mejor, le estamos agradecidos. Y más ahora, que, como es doctor honoris causa, dice cosas tan esperanzadoras como ésta:
“El ser humano está mejorando”.
Y tan bonitas como ésta:
“La música es el arte que mejor te permite compartir emociones”.
Gracias, hermano Miguel
[Retrato en directo, tras entrevista en el programa No es un día cualquiera de RNE. 01.07.2018. Podcast: http://www.rtve.es/a/4651148 ]