domingo, 18 de febrero de 2018

Juan Madrid: Enorme



Este retrato no lo he hecho solo. He preguntado primero en el grupo de guasaps y de cervezas que tengo con viejos compañeros de Cambio16, donde trabajamos juntos: ¿Qué cuento de Juan Madrid? Mariano Casado, Carchenilla, Olivares, Papitu, Luis Rubio, Montoya, Juan Lucio... todos dicen lo mismo: es una fuerza de la naturaleza, un tsunami, un tipo arrollador que nunca pasaba inadvertido cuando entraba en la redacción para “vomitar” -la palabra es suya- el siguiente reportaje. A Zubiaurre, que era un crío, le daba miedo. Los demás le hacían, le hacíamos, corro, como se lo hacían de niño en la plaza de Biedma, para que nos contara, cigarrillo en mano, lo que había descubierto en Puerto Hurraco o en Alcásser o en esos locales sórdidos de la plaza de los Mostenses que le gustaban tanto donde se juntaba con manguis y maderos, para que luego viniera Quijano, el de Administración, pegando gritos: 
-¡Te he dicho que pongas “gastos de representación” no vuelvas a poner “copas con policías”!
No solo era un reportero sin límites, era un escritor consciente y documentado, tan interesado por la Historia como por la vida y con un especial sismógrafo para detectar personajes imposibles, como El Timbas, el último tahúr profesional, que era de un pueblo de Murcia. Le gustaban las frases de película antigua (“¿Rumbea usted, señorita?”) y escribía como dios, claro. Ajustar un texto suyo, en la mesa de edición o en el taller, era un problema muy serio, porque quitarle una sola palabra daba pena.
A ninguno extraña que hoy sea maestro en la novela negra ni que se haya vuelto a poner de pie cada vez que la vida, la salud o el empeño en “hacer cuatro cosas a la vez” le daba  un  revolcón. Ni les extraña que hoy nos veamos en Málaga, la ciudad donde aprendió “a escupir por un costado de la boca”, aunque les parece raro que nos veamos a estas horas de la mañana. Les diré que ya no gasta bigote sino barba entrecana y gafas de concha de escritor con espolones, que ya no fuma y que ya irrumpe más suave, más despacito. Pero sigue siendo el de siempre, creedme. Juan Madrid, nuestro Juan Madrid, no cabe en un folio: es enorme.



[Retrato en directo en Museo Ruso de Málaga, No es un dia cualquiera, RNE. 17.02.2018. Podcast entrevista y retrato: http://www.rtve.es/a/4482498/]

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